miércoles, 27 de junio de 2012

Una mujer camina dentro de mí. Nizar Qabbani



[..]
Enséñame una forma
de encerrarte en la ta marbuta
e impedirte salir.
Enséñame a dibujar en torno a tus pechos
un círculo violeta
e impedirlos volar.
Enséñame una forma de retenerte, como el punto y aparte,
enséñame una forma de caminar bajo la lluvia de tus ojos sin mojarme,
oler tu cuerpo, perfumado con especias de la India, sin marearme,
y despeñarme desde las elevadas cumbres de tus pechos
sin estrellarme...

Levanta la mano de mis pequeñas costumbres,
de mis pequeñas cosas,
de la pluma con la que escribo,
de las hojas en las que hago garabatos,
del llavero que porto,
del café que sorbo
y de las corbatas que poseo.
Levanta la mano de mi escritura:
no es lógico que escriba con tus dedos
y respire con tus pulmones.
No es lógico que me ría con tus labios
ni que tú llores con mis ojos.

Siéntate conmigo un momento
para tornar la vista al mapa del amor que trazaste
con la dureza de un conquistador mongol
y el egoísmo de una mujer que ordena a un hombre:
"Sé. Y será".
Háblame con democracia;
en mi país, los varones de la cábila
practican el juego de la represión política,
y no quiero que practiques conmigo
el juego de la represión sentimental.

Siéntate para que veamos
dónde está la frontera entre tus ojos
y mi tristeza,
dónde comienzan tus aguas territoriales
y termina mi sangre..
Siéntate para acordar
en qué parte de mi cuerpo
se detendrán tus conquistas
y a qué hora de la noche
comenzarán tus algaradas.

Siéntate conmigo un momento
para acordar una forma de amar
en la que no seas mi esclava
ni yo una pequeña posesión
en la lista de tus colonias
que no cesa, desde el siglo diecisiete,
de reivindicar ante tus pechos la liberación.
Pero no escuchan,
no escuchan.

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