Pinto
calles de farolas asustadas, recito poemas de sátiras y emociones que no sé
sentir, no tengo miedo de la soledad si es como en este instante, me emocionan
las palabras que salen por tu boca sin ningún ritmo ni compás, tengo miedo del
escintilar de las estrellas y de perderme en los caminos que llevan a mí misma,
siento rencor de los puntos muertos en mi vida más que de los acelerones
inconstantes que siempre terminaban en caída, no me asusta el tic-tac del reloj
porque sé que si no me queda tiempo al menos podré decir que dándole cuerda otra vez no me importa lo
perdido, tengo celos de mi propia insensatez, me regocijo en un pasado
inventado y en un futuro que no concibo que sea un segundo después de mi
presente. Abrigarme con un recuerdo es más de lo que pudiera
haber pensado; yo salté porque tú lo hiciste también.
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